Yo la verdad no creía mucho al principio, pero con tal de salir de deudas hice el intento. ¡Menos mal lo hice! Me ayudaron a negociar mi deuda a cuotas y logré un descuento que ni me imaginaba. Ahora sí veo la luz al final del túnel.

Cuando me ofrecieron la tarjeta pensé: ‘¡Ah sí, claro!’, pero vea pues, cumplieron. Empecé con un cupo chiquito, pero ya me lo subieron y ahora puedo ir organizando mis cosas poquito a poco. Uno cree que no hay salida, pero sí la hay.

A mí lo que más me sirvió fue el diagnóstico. Yo no tenía ni idea de cuántas cosas debía y menos cómo me veían los bancos. Ahora ya entiendo qué tengo que hacer para mejorar y no ando tan perdido

Antes me tocaba correr cada mes para completar el pago, pero aquí me ayudaron a armar un plan a cuotas más cómodo. No es que sea mágico, pero al menos ya duermo tranquila sabiendo que estoy pagando y no me van a llamar cada rato.

Lo que me gustó fue que no me dejaron botado. Me explicaron todo clarito y cada vez que tenía una duda, ahí estaban. No es solo pagar la membresía y ya, es que sí lo acompañan a uno hasta que salga de la cosa.

Uno siempre piensa que las deudas son una sola cosa, pero acá me mostraron opciones que ni sabía que existían. Me ofrecieron un plan que me ahorra plata cada mes, y con lo que me quedó libre ya pude respirar un poquito.

No le voy a mentir, al principio dudé porque uno ya no confía en nada. Pero me registré y todo fue más fácil de lo que pensé. Ya pude negociar y hasta me dejaron un cupo aprobado. Lo mejor es que no me hablan enredado